El 35% de los niños y un 44%de los adultos toman menos de 2 raciones de lácteos al día. Los expertos recomiendan elevar esta cantidad hasta tres o cuatro durante la edad avanzada.
De hecho, la mayor parte de las Guías en Alimentación, establecidas por organismos nacionales e internacionales, recomiendan tomar de 2 a 4 raciones al día de lácteos (sumando leche, yogur y queso) dependiendo de la edad y circunstancias de cada colectivo.
Así, entre 3 y 4 raciones sería lo aconsejable durante el embarazo, lactancia, adolescencia, para deportistas y personas de edad avanzada. Sin embargo, el consumo está con frecuencia por debajo del recomendado, lo que se asocia con perjuicios nutricionales y sanitarios para la población.
Nuestros mayores pueden tener dificultades para ingerir algunos alimentos o falta de apetito y ausencia de sed pero existe una gran variedad de productos lácteos que les permiten cubrir necesidades y mejorar su calidad de vida, sin olvidar la práctica de ejercicio regular que deben seguir realizando de forma moderada. Entre los problemas que padecen las personas en edad avanzada destaca la fragilidad, que puede ser atribuida con frecuencia a la pérdida de masa muscular. Para luchar contra este problema deben mantener una adecuada ingesta de alimentos ricos en proteínas; y la leche y los productos lácteos son una buena manera de hacerlo. Además, si estos productos están enriquecidos con Vitamina D, contribuyen a mantener los huesos en condiciones normales.
En suma, los lácteos aportan proteínas e hidratos de carbono, además de calcio, potasio, fósforo, zinc y otros minerales y vitaminas. Son ricos en nutrientes de forma muy concentrada y, sobre todo, con mucha “biodisponibilidad”, es decir, son muy bien absorbidos por el organismo. Además, la leche está compuesta en un 90% por agua, lo que la convierte en una interesante opción para mantenerse hidratados durante más tiempo, según resalta la Organización Interprofesional Láctea (InLac).
Fuente: InLac – Organización Interprofesional Láctea